Una poderosa explosión seguida de un incendio arrasó este sábado el puerto de Shahid Rajaei, en el sur de Irán, dejando un saldo trágico de al menos ocho fallecidos y más de 750 heridos, de acuerdo con reportes difundidos por medios oficiales iraníes. El siniestro, que habría estado relacionado con un cargamento de combustible utilizado para misiles, ocurre en un momento de alta sensibilidad geopolítica, mientras Teherán y Washington mantienen conversaciones críticas en Omán sobre el futuro del programa nuclear iraní. Las circunstancias exactas del incidente aún están bajo investigación. Según informes preliminares, el estallido habría comenzado en un área de almacenamiento de materiales inflamables, provocando una cadena de explosiones secundarias que afectaron vastas zonas del puerto y desataron escenas de pánico entre los trabajadores y residentes cercanos. Equipos de emergencia de la provincia de Hormozgán fueron desplegados rápidamente, pero la magnitud del fuego complicó las labores de rescate durante varias horas. El puerto de Shahid Rajaei, ubicado en el estratégico Estrecho de Ormuz, es uno de los principales centros logísticos de Irán, vital para su comercio exterior. La gravedad del accidente plantea nuevas preocupaciones sobre la seguridad de las instalaciones militares y civiles del país, en un contexto de creciente presión internacional sobre el desarrollo de su arsenal balístico y nuclear. Este incidente se produce en paralelo a un momento diplomático particularmente delicado. Las delegaciones de Irán y Estados Unidos, reunidas en Omán, intentan reactivar los canales de diálogo para contener la escalada del programa atómico de Teherán, que ha generado alarma en varias capitales occidentales. Aunque no existe, por el momento, evidencia de un vínculo directo entre la explosión y las negociaciones, la coincidencia temporal podría incidir en el clima de desconfianza que ya rodea estas conversaciones. Observadores internacionales advierten que episodios como el ocurrido en Shahid Rajaei podrían tener repercusiones en la dinámica de las negociaciones y reforzar las voces que exigen mayores garantías de control sobre las actividades estratégicas iraníes. En tanto, las autoridades locales han prometido una investigación exhaustiva para determinar las causas del desastre y fortalecer los protocolos de seguridad en las instalaciones portuarias y militares de la región.